lunes, 9 de febrero de 2009

“Para arrancar y arrasar... Para edificar y plantar”. Un mensaje de Jeremías para l@s jóvenes


“Jóvenes como agentes de cambio”, “Jóvenes protagonistas del desarrollo”, o expresiones como: “Es joven pues...pero ya madurará…” oímos expresiones como éstas. De una u otra manera el ser joven siempre estará asociado a la idea de cambio, de esperanza. Pero también cabria preguntarnos cambio ¿de qué? o ¿hacia qué?

Una muestra importante de esta realidad se encuentra en el Antiguo Testamento, una historia que va a expresar claramente el contenido del mensaje de Dios para su pueblo a través de un profeta joven, Jeremías, dejándonos en claro que la expresión profética es de suma actualidad.

Jeremías se autodefine como un joven y Dios no ve su juventud, ni su falta de experiencia como obstáculos. Por el contrario le encomienda una tarea para nada sencilla. Dios lo llama a ser profeta, le ofrece su respaldo, su confianza, autoridad y poder. La respuesta de Jeremías no sorprende y hasta es comprensible, si se tiene en cuenta que el mensaje que comunicará, removerá los fundamentos mismos del orden social y religioso establecido. Su historia denota entonces la intencionalidad de cambio desde la expresión juvenil, asumiendo el rol profético.

Habría que señalar que “Profeta” viene a ser un titulo poco utilizado, hasta distorsionado en nuestro tiempo. Se piensa tal vez en alguien que puede predecir el futuro por visiones espectaculares, o se usa como un término anacrónico, que solo se ha dado para los tiempos del Antiguo Testamento, pero el profeta está en contacto con el mundo que lo rodea, conoce las intenciones del rey, las maquinaciones de los políticos, el descontento de los oprimidos, la despreocupación de los sacerdotes. Ningún sector le resulta indiferente, porque nada es indiferente para Dios.

Su misión principal es comunicar la palabra de Dios, de iluminar con ella el presente, con todos sus problemas concretos, a través de la denuncia, de la crítica, así como el anunciar una propuesta para la solución, esperando un nuevo tiempo. De esta manera se entiende el rol profético

“Para arrancar y arrasar..., para edificar y plantar”

(Arrancar y plantar) acciones tomadas del mundo de la agricultura y (arrasar y edificar) al de la construcción expresan muy bien el doble aspecto de la predicación profética

La dimensión crítica

Jeremías presta atención a los problemas que afectan a la sociedad de su tiempo: los comerciantes que se enriquecen a costa de los pobres (5:27) o el enriquecimiento de los reyes y sus ministros, el robo, asesinato entre otras denuncias. Crítica a la falsa religiosidad; sacerdotes que usan la religión en su provecho (5:31), colaboran con la injusticia (8:4-9:25), así como la hipocresía de la falsa piedad cuando le dan la espalda a la justicia por mas que celebran sus cultos. Había corrupción generalizada.

La dimensión transformadora

Sus palabras además de ser de protesta y denuncia, también proclaman la esperanza de un nuevo tiempo para su pueblo y que estaba condicionada a cambios, en el caso de Jeremías, propone la conversión, así como el compromiso con la justicia y el derecho.
Delante de tamañas exigencias se podría concluir que ni Jeremías, ni ninguno de los profetas tendrían esperanza. Primero, porque las exigencias son grandes y segundo, porque el pueblo, de modo general, no estaba interesado en cambiar de vida.


El ánimo de estas líneas se orienta a que podamos ir reflexionando colectivamente acerca de lo que nos muestran los textos bíblicos, ubicando allí algunos aportes que nos guíen a comprender la importancia de la comunicación del mensaje profético como instrumento de transformación. No sin antes haber prestado atención a la problemática que nos rodea.

Es tiempo de despertar de la apatía, reemplazar el silencio, el adormecimiento espiritualista (no confundir con espiritual) por el involucrarse en iniciativas que promuevan la justicia social, salir del círculo de comodidad y facilismo a través del ejercicio de las capacidades de los y las jóvenes concretadas en propuestas y acciones significativas en sus diferentes formas.

De este modo, nos encaminarnos hacia una lectura que se fundamente en hacer presente el Reino de Dios, aquí, en medio de nuestra historia, a través de un mensaje de esperanza, el mensaje profético, cuyo contenido ya no deje puntos pendientes que hacen ver al evangelio como un anuncio “light”, incompleto y limitado. Que Dios nos ayude en esta tarea.

1 comentario:

Instituto para la Misión Transformadora dijo...

Hola:

Me parece que la relacion entre juventud, mensaje profetico y transformacion es la columna vertebral de la propuesta de Yessy, muy acertada por cierto.

La pregunta práctica para mí sería: ¿Cuántos jóvenes evangélicos se identifican con esta cadena de relación de conceptos estratégicos? y ¿Cuántos de ellos/ellas están en condiciones de hacer realidad efectivamente una propuesta transformadora para su Iglesia y comunidad?

Nuestra juventud evangélica pierde su sentido transformador en la medida en que carece de herramientas que le permitan manejar sus necesidades de transformación de una manera más propositiva y pertinente.

Como IMT estamos interesados en poner en manos de estos líderes juveniles un kit básico de herramientas conceptuales y procedimentales que les permita marcar la diferencia en medio de tanta superficialidad cotidiana.

Para más información contáctanos y déjanos tus datos o escríbenos un mensaje.

Oscar Amat y Leon