lunes, 25 de octubre de 2010

Día de la Reforma Protestante


ACTUALIDAD DE LA REFORMA PROTESTANTE

Herencia, identidad y desafíos de los evangélicos

Hace 493 años, el 31 de octubre de 1517, un manifiesto de libertad contra la opresión religiosa y política se colocó en la puerta de la capilla del castillo de Wittenberg, Alemania. Un monje agustino, Martín Lutero, clavó sus 95 Tesis en ese lugar público. Ese evento es recordado desde entonces como el Día de la Reforma Protestante. ¿Cuales fueron los principios cardinales de la Reforma Protestante? Los siguientes:

  • Sola Scriptura: Debido a que la preocupación principal de la Reforma Protestante fue la Gloria absoluta de Dios (solo Deo Gloria), se vindicó el honor de la Palabra de Dios como norma exclusiva y determinativa de toda la enseñanza de la iglesia, y como la autoridad soberana, plena e infalible para la vida y misión del pueblo de Dios.

  • Solo Christo: La Reforma Protestante afirmó la perfecta y completa suficiencia de la obra redentora de Cristo. Su muerte expiatoria en la cruz fue entendida como única, suficiente e irrepetible.

  • Sola Gratia: La Reforma Protestante destacó también el gozo cristiano de la seguridad personal de la salvación, no por la naturaleza meritoria de las obras, sino solamente por la gracia de Dios y la Sola Fide en Cristo (Solo la fe).

  • El sacerdocio universal de todos los creyentes: La Reforma Protestante subrayó que todos los creyentes eran iguales delante de Dios, estaban llamados a ejercer el libre examen de las Escrituras y tenían que dar gloria a Dios con sus vocaciones particulares.

Sin perder de vista estos principios sobre los cuales se estructura la identidad evangélica, se tiene que subrayar que la Reforma Protestante no tiene que ser vista solamente como un evento histórico, anclado en el pasado, para ser guardado en la memoria. Es cierto que un 31 de octubre de 1517 comenzó la Reforma Protestante. Sin embargo, no es un evento terminado, definitivo o concluido. La Reforma Protestante es una conjunción de principios que sitúan a las iglesias, dentro de cualquier coyuntura histórica, en una actitud de permanente examen de su vida y misión. Esta es la razón por la cual los Reformadores afirmaban lo siguiente: Ecclesia reformata quia semper reformanda (iglesia reformada siempre reformándose).

A la luz de los principios de la Reforma: ¿Cómo nos encontramos actualmente los evangélicos latinoamericanos y, particularmente, aquellos que en el Perú nos reconocemos como herederos de la misma y tenemos en nuestra base doctrinal sus principios claves como ingredientes insustituibles del piso común de nuestra identidad evangélica? ¿Estamos siendo fieles a nuestra herencia reformada o ella se ha ido desfigurando, diluyendo y distorsionando en los últimos años, debido a la introducción de prácticas ajenas a la identidad evangélica? Veamos.

1. ¿Sola Scriptura?

Hasta hace poco tiempo a los evangélicos se les conocía en América Latina como el pueblo del libro, haciéndose así referencia al lugar central que tenía la Palabra de Dios en la vida y misión de las iglesias y de los creyentes. Sin embargo, durante la ultima década, un preocupante y creciente analfabetismo bíblico, unido a una pérdida de memoria de lo que significa e implica ser evangélico, parece haberse instalado en buena parte de la comunidad evangélica.

¿Qué ha pasado? La Palabra de Dios se ha vuelto prisionera de esquemas teológicos manufacturados por predicadores de masas bastante populares y por pastores poco informados en asuntos básicos de teología evangélica así como por las estrategias de crecimiento numérico que se presentan como nuevas revelaciones. La Sola Scriptura ya no es, en este contexto, la autoridad suprema para todo asunto de doctrina y conducta. El pozo del que beben pastores y miembros de buena parte de las iglesias evangélicas son los manuales de autoayuda, los discursos motivacionales, las técnicas de mercadeo religioso, la tecnología de punta, los principios administrativos contemporáneos, entre otras herramientas de factura humana, que se presentan como necesarias para tener eficiencia y eficacia en la gestión pastoral.

¿Qué mas? Influenciados por la sociedad de consumo, el evangelio se ha convertido en un producto más del mercado religioso contemporáneo, abaratándose de manera escandalosa las demandas del discipulado para lograr mayor rentabilidad bajo el esquema de costo-beneficio. La Sola Scriptura queda entonces a un lado, o en el mejor de los casos, viene a ser un referente mas, entre otros, sobre los cuales se sustenta la vida y la misión de las iglesias y de los creyentes. ¿Podemos seguir afirmando que somos herederos de la Reforma Protestante?

2. ¿Solo Christo?

En la polémica con el catolicismo romano presente en nuestras tierras, y a diferencia de éste, para los evangélicos, la persona y la obra de Cristo era central en su afirmación de fe y la médula de su identidad en un contexto de catolicismo romano nominal, cultural y de estadística. Pero en este tiempo de “retorno a lo sagrado”, con un mercado religioso cada día más diversificado y seductor, otros mediadores deambulan en sus lugares de culto presentándose como los “ungidos” de Dios para este tiempo, como los “apóstoles” en los cuales se concentra la voluntad de Dios para la iglesia, o como los únicos voceros autorizados que controlan las acciones de Dios dentro y fuera de las iglesias.

Estos nuevos mediadores, mesías con pie de barro, exigen obediencia absoluta y actúan como autócratas con poderes ilimitados. Para estos mesías humanos, el evangelio es solamente un negocio muy rentable y muy útil para engrosar sus cuentas bancarias y para sufragar el costo de su estilo de vida como “hijos del rey”, y los miembros de las iglesias simples “peones” a su servicio. Estos personajes han maniatado y secuestrado a Cristo, lo han encerrado en los templos, y solo lo sueltan en las horas de culto para que legitime y sacralice sus creencias y sus prácticas ajenas y contrarias a la fe evangélica.

¿Solo Christo? Lamentablemente, un número cada vez mayor de iglesias, pastores y miembros de las iglesias evangélicas, tienen a Cristo como un lindo recuerdo, un amuleto religioso, un pretexto para enriquecerse o un instrumento de opresión religiosa y política. Cristo ya no es el centro del anuncio del evangelio. Esto es así, porque lo que se trasmite actualmente no es el evangelio del reino de Dios y su justicia, sino un producto religioso adaptado al gusto del cliente ocasional y digerible para los operadores políticos y religiosos del sistema predominante.

3. ¿Sola Gratia y Sola Fide?

Para los evangélicos que afirman la gracia cara y no la gracia barata, la salvación tuvo un altísimo costo, pero se ofrece gratuitamente a quienes por la fe en Cristo aceptan el llamado al seguimiento y las exigencias éticas del evangelio del reino de Dios y su justicia. Pero en este tiempo, a la Sola Gratia se le ha puesto un precio y la Sola Fide ha sido reemplazada por ciertas “penitencias” impuestas por los “ungidos” de Dios. Este parece ser el piso común en un número creciente de iglesias evangélicas influenciadas por esquemas teológicos provenientes del mercado religioso contemporáneo afincado en Norteamérica.

Los Juan Tetzel de este tiempo, como aquel oscuro monje que vendía indulgencias en el siglo XVI, comercializan actualmente objetos sagrados como el agua del río Jordán o la rosa de Sarón, ofrecen prosperidad económica a quienes “siembren” dinero para sostener los ministerios de predicadores mediáticos, ofertan penitencias para crecer en la vida cristiana en “torres o montañas de oración” o en jornadas de ayuno de cuarenta días, y su lema favorito parece ser “tómalo-reclámalo”. Ya no se trata entonces de la Sola Gratia y de la Sola Fide. La “gracia”, según el esquema teológico de los émulos contemporáneos de Juan Tetzel, cuesta dinero y depende de ciertas penitencias; y la fe no basta, porque se requiere comprar las indulgencias que se ofrecen a diversos precios y para todos los gustos.

4. ¿Sacerdocio de todos los creyentes?

Este principio cardinal de la Reforma que fue muy bien asimilado y aplicado por las iglesias pentecostales de diverso trasfondo histórico, paso a paso, fue dando lugar a burocracias eclesiásticas, personalidades carismáticas ungidas, apóstoles y profetas, predicadores mediáticos y expertos en el manejo de las masas. El pueblo de a pie se fue convirtiendo en espectador pasivo, masa de maniobra para fines electorales, dato estadístico manipulable según los intereses de los burócratas eclesiásticos o de los predicadores de masas, y botín de guerra para ser repartido entre los modernos encomenderos religiosos.

Difícilmente se puede afirmar que en todas las iglesias evangélicas que se consideran a sí mismas como herederas espirituales de la Reforma Protestante, el sacerdocio de todos los creyentes es valorado, enseñado y practicado. Es urgente recuperar este principio de la Reforma Protestante, particularmente, para que los miembros de las iglesias evangélicas ya no sigan separando lo secular de lo espiritual y lo sagrado de lo profano. Mas aun, para que entiendan que con sus vocaciones y profesiones seculares están llamados a dar Gloria a Dios, siendo buenos ciudadanos y excelentes profesionales, con su mirada puesta en el bien común de evangélicos y no evangélicos y en la consolidación de una democracia de ciudadanos plenos.

Lima, 21 de Octubre del 2010

Darío A. López Rodríguez

DNI 08967286