La predicación cristiana incluye, lo sabemos, la denuncia del pecado y la llamada al arrepentimiento como elementos que la constituyen. Pero más allá de la provechosa necesidad de esta característica, es de lamentar que haya degenerado, muy a la sazón posmoderna, en señalamiento inquisidor de la vida privada de los creyentes; una especie de ¨fiscalización sagrada¨ a la que no se le escapa casi nada: exigencia de una vida sexual ¨pura¨ (léase aquí incluso la masturbación, los pensamientos y miradas ¨impuras¨, hasta llegar aún a las prácticas sexuales calificadas como indecorosas entre esposos), del cumplimiento de las responsabilidades cristianas (sobretodo eclesiales) y de santidad en las relaciones interpersonales —aunque con un evidente sesgo personalista de la ética. En fin, una lista nada breve de deberes que, de ser cumplidos aseguran la felicidad del creyente, la experiencia de vida abundante de la que habla el evangelio…o al menos eso es lo que se promete.
Sin embargo, el énfasis en la observancia de estos deberes que, según se dice, demuestran la espiritualidad y crecimiento en la fe, no hace sino poner una pesada carga moral sobre los miembros de la iglesia que, a su vez, puede conducir, como de hecho sucede, a desarrollar profundos sentimientos de culpa cada vez se quebranten alguno de los preceptos mencionados y se incurra así en pecado. Ante todo esto resulta válido preguntarnos si la situación tal y como se presenta obedece a lo que llamamos el espíritu del Evangelio, y debo decir sin rodeos que bajo un tipo de predicación como el expuesto, subyace una determinada visión de Dios y del Evangelio que lo condicionan y lo moldean. Así por ejemplo, una concepción de Dios semejante a la de Anselmo de Canterbury que podemos sintetizar así: "Es necesario que a todo pecado le siga la satisfacción o la pena; es decir, por el pecado ha sido ofendido, violado y robado el honor de Dios…La satisfacción no puede darla el hombre pecador…Sin embargo, la satisfacción es necesaria para que se cumpla el designio de Dios sobre el hombre…Sólo Dios puede satisfacer una ofensa hecha al mismo Dios…(la satisfacción) ha de darla necesariamente un hombre Dios. De ahí la necesaria encarnación de Cristo y su muerte en cruz para conseguir la salvación de la humanidad". Aquí la evidente deformación de Dios en un supremo ser que necesita de la sangre y el sufrimiento para aplacar su ira santa por el pecado de los seres humanos. E. Fromm por su parte, señalaba con acierto que ¨los pensamientos son motivados por las necesidades subjetivas y los intereses de las personas que los piensa” y en ese sentido califica a la doctrina de Lutero como sumisión, uno de los mecanismos de defensa a través de los cuales se huye de la libertad positiva debido a la soledad e inseguridad para el yo que la misma libertad genera; advirtiendo que en realidad Lutero se sentía ¨penetrado por un sentimiento de impotencia y de pecado¨, que posteriormente lo llevaron a formular su doctrina de la depravación humana la cual señala que sólo ¨si el hombre se humilla a sí mismo y destruye su voluntad y orgullo individuales podrá descender sobre él la gracia de Dios¨. Difícilmente podremos negar que muchos sermones remiten a una deidad semejante que, cual si fuera un obsesivo fiscal cósmico está pendiente del más mínimo error de sus criaturas para reprenderlas por ofender su santidad, o de un evangelio que pregona una espiritualidad en sentido ascético, en cuya base se halla una concepción dualista del ser humano, que identifica a lo humano —obviamente de naturaleza depravada—con lo material y a ¨lo divino¨ con lo inmaterial. No obstante creo, como sostiene J.M. Castillo, que ¨el Evangelio no entra en conflicto con lo auténticamente humano, sino con lo inhumano que hay en nosotros¨ y creo también en un Dios que ¨no quiere que sus hijos sufran y si hay sufrimiento es porque toda forma de vida terrena es limitada y esa limitación lleva consigo el enfermar, el envejecer y el morir… desde el mensaje de amor del Evangelio, el único sufrimiento que Dios quiere es el que resulta de la lucha contra el sufrimiento. Jesús sufrió porque se puso de parte de todas las víctimas del sufrimiento humano¨. Los sermones inspirados en concepciones erróneas y deformadas de Dios y el Evangelio no sólo no liberan sino que oprimen, asfixian y producen sentimientos de culpa en los oyentes, en virtud de la importancia que le asignan como palabra de Dios expresada en el marco litúrgico.
Albert Ellis, uno de los más reconocidos psicoterapeutas y creador de la TREC señalaba que existen ideas ¨irracionales¨ que conduce a las personas a la ineficacia para afrontar problemas de la vida cotidiana y aún a la enfermedad mental, esto se daba porque, según creía, la conducta está determinada por cómo pensamos y si nuestros pensamientos son inadecuados actuaremos inadecuadamente también. En ese sentido, el sentimiento de culpa, sin duda un pensamiento inadecuado, provoca en las personas que lo padecen una serie de síntomas psíquicos y aún somáticos: angustia, impotencia, baja autoestima, sentimientos de auto ineficacia (por no vivir en santidad), dependencia (¿apego excesivo al predicador o pastor?), pensamientos pesimistas y catastrofistas ante la vida, rasgos de personalidad obsesivo compulsivos (rigidez mental, rechazo y aún actitud autoritaria y violenta frente a cuestionamientos a sus puntos de vista y supuestos básicos; estricto cumplimiento de normas y reglas) y paranoides (¿¨el diablo nos acecha a cada paso, cada día¨?).
Esforcémonos por erradicar de nuestros púlpitos tan nociva influencia y rescatemos la proclamación de un Evangelio del amor y de la justicia con la que anticipemos el Reino, un mensaje que libere, acoja y brinde esperanza.
Sin embargo, el énfasis en la observancia de estos deberes que, según se dice, demuestran la espiritualidad y crecimiento en la fe, no hace sino poner una pesada carga moral sobre los miembros de la iglesia que, a su vez, puede conducir, como de hecho sucede, a desarrollar profundos sentimientos de culpa cada vez se quebranten alguno de los preceptos mencionados y se incurra así en pecado. Ante todo esto resulta válido preguntarnos si la situación tal y como se presenta obedece a lo que llamamos el espíritu del Evangelio, y debo decir sin rodeos que bajo un tipo de predicación como el expuesto, subyace una determinada visión de Dios y del Evangelio que lo condicionan y lo moldean. Así por ejemplo, una concepción de Dios semejante a la de Anselmo de Canterbury que podemos sintetizar así: "Es necesario que a todo pecado le siga la satisfacción o la pena; es decir, por el pecado ha sido ofendido, violado y robado el honor de Dios…La satisfacción no puede darla el hombre pecador…Sin embargo, la satisfacción es necesaria para que se cumpla el designio de Dios sobre el hombre…Sólo Dios puede satisfacer una ofensa hecha al mismo Dios…(la satisfacción) ha de darla necesariamente un hombre Dios. De ahí la necesaria encarnación de Cristo y su muerte en cruz para conseguir la salvación de la humanidad". Aquí la evidente deformación de Dios en un supremo ser que necesita de la sangre y el sufrimiento para aplacar su ira santa por el pecado de los seres humanos. E. Fromm por su parte, señalaba con acierto que ¨los pensamientos son motivados por las necesidades subjetivas y los intereses de las personas que los piensa” y en ese sentido califica a la doctrina de Lutero como sumisión, uno de los mecanismos de defensa a través de los cuales se huye de la libertad positiva debido a la soledad e inseguridad para el yo que la misma libertad genera; advirtiendo que en realidad Lutero se sentía ¨penetrado por un sentimiento de impotencia y de pecado¨, que posteriormente lo llevaron a formular su doctrina de la depravación humana la cual señala que sólo ¨si el hombre se humilla a sí mismo y destruye su voluntad y orgullo individuales podrá descender sobre él la gracia de Dios¨. Difícilmente podremos negar que muchos sermones remiten a una deidad semejante que, cual si fuera un obsesivo fiscal cósmico está pendiente del más mínimo error de sus criaturas para reprenderlas por ofender su santidad, o de un evangelio que pregona una espiritualidad en sentido ascético, en cuya base se halla una concepción dualista del ser humano, que identifica a lo humano —obviamente de naturaleza depravada—con lo material y a ¨lo divino¨ con lo inmaterial. No obstante creo, como sostiene J.M. Castillo, que ¨el Evangelio no entra en conflicto con lo auténticamente humano, sino con lo inhumano que hay en nosotros¨ y creo también en un Dios que ¨no quiere que sus hijos sufran y si hay sufrimiento es porque toda forma de vida terrena es limitada y esa limitación lleva consigo el enfermar, el envejecer y el morir… desde el mensaje de amor del Evangelio, el único sufrimiento que Dios quiere es el que resulta de la lucha contra el sufrimiento. Jesús sufrió porque se puso de parte de todas las víctimas del sufrimiento humano¨. Los sermones inspirados en concepciones erróneas y deformadas de Dios y el Evangelio no sólo no liberan sino que oprimen, asfixian y producen sentimientos de culpa en los oyentes, en virtud de la importancia que le asignan como palabra de Dios expresada en el marco litúrgico.
Albert Ellis, uno de los más reconocidos psicoterapeutas y creador de la TREC señalaba que existen ideas ¨irracionales¨ que conduce a las personas a la ineficacia para afrontar problemas de la vida cotidiana y aún a la enfermedad mental, esto se daba porque, según creía, la conducta está determinada por cómo pensamos y si nuestros pensamientos son inadecuados actuaremos inadecuadamente también. En ese sentido, el sentimiento de culpa, sin duda un pensamiento inadecuado, provoca en las personas que lo padecen una serie de síntomas psíquicos y aún somáticos: angustia, impotencia, baja autoestima, sentimientos de auto ineficacia (por no vivir en santidad), dependencia (¿apego excesivo al predicador o pastor?), pensamientos pesimistas y catastrofistas ante la vida, rasgos de personalidad obsesivo compulsivos (rigidez mental, rechazo y aún actitud autoritaria y violenta frente a cuestionamientos a sus puntos de vista y supuestos básicos; estricto cumplimiento de normas y reglas) y paranoides (¿¨el diablo nos acecha a cada paso, cada día¨?).
Esforcémonos por erradicar de nuestros púlpitos tan nociva influencia y rescatemos la proclamación de un Evangelio del amor y de la justicia con la que anticipemos el Reino, un mensaje que libere, acoja y brinde esperanza.
Richard Guadalupe H.
Estudiante de Psicología de la Universidad Alas Peruanas
Miembro de la Iglesia Evangélica Peruana
5 comentarios:
" EL PAPEL AGUANTA TODO"
Sin ánimo de controversia, pero este escrito, casi invita a: Borrar de la Biblia temas que incomodan o despojarnos de la Biblia, ya que los dichos de los Psicologos a quienes hace mencion el escritor, pero ni una "jota de la Biblia". Asi lo sugieren.
De otro lado no deja de ser un comentario acorde a los tiempos modernos del cristianismo, a mi juicio.
En cuanto a su propuesta de esforzarnos en erradicar de nuestros pulpitos tan nociva ¿....?
Si se refiere a la predicacion de la Palabra, mejor sería erradicar de nuestros pulpito la influencia de "predicadores" incapaces de vivir en santidad, que para justificar sus pecados de comision y omision, juzgan con teorías Psicologicas y pensamientos humanistas, la vida piadosa que gracias a Dios vivimos muchos cristianos, y que tenemos como nuestro marco de vida a La Biblia el “ESCRITO ESTA”, y no el supuesto “espíritu del evangelio” que no es otra cosa que interpretar la Biblia a mi gusto para quedar satisfecho conmigo mismo, en lugar de juzgar con la Palabra de Dios, los pensamientos y sus practicas religiosas.
PREGUNTO ¿Tienen los cristianos una vida privada? ó deben vivir bajo el Señorío de Cristo. ¿Deben los cristianos vivir como le da la gana, sin dar cuenta a nadie de sus actos ¿El Señor no demanda una vida santa, justa e irreprensible? ¿No enseña Dios reconocer y someterse a sus autoridades, en casa, en la comunidad, en la escuela, en la Iglesia? ¿Debemos promover la anarquia, el desgobierno, el desorden el caos?¿Debemos predicar solo el Evangelio de amor y justicia? ¿Y no de la injusticia, del orgullo, la rebeldía, del libertinaje sexual, del abuso, la coima,y que del Arrepentimiento, la conversión, el perdón, el servicio a Dios?
"Confía en Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconocelo en todos tus Caminos y El hará derechas tus veredas. No seas sabio en tu propia opinion, sino teme a Jehová y apartate del mal.
Prov. 3:5-7
pasu xolo te coomentaria tu articulo si tuviera tiempo jeje (ni que juera un tio ocupado) oe pero numas nu te piques x lo q tecomenten, tal vez es como dijo sojocleto LA ESTUPIDEZ CONSITE EN PENZAR DIJUERENTE DE UNO (no encontre el boton para ponerle las comillas a la cita XD)
gueno xolo iop creo q ambos tienen razon en parte io me pongo al medio de la polemica x q es es el lado mas comodo (segun io) .
gueno numas io opino q lo tomes x el lado amable x q es como todo hay cosas q ni que jejejej se me pego la chimoltrufiada jeje
oe xolo deverdad hay jugar lota un feriado de estos, siempre perdemos pero la pasamos chevere (exepto a la hora de pagar la apuesta :S )
gueño xolo esto parece mas un comentario de HI5 q un opinion a tu articulo jejej escribiria + si el cabinero no insistiera en q ia acabo mi hora
PD: Citaria algo de la biblia pero como q me jualta leer arto (de genesis 1:4 en adelante XD )
**********PAX Y LOVE*******
De:ALex
Membro de:La MISma iglesia de el tio q escribio el articulo
edad:18
color de cabello:negro(casi azabache)
email:naufrago_alex@hot..(aver si me agregan ia toy arto de los mismos comtactos q tengo :S )
color de piel: si eso te importa eres un pobre y triste racista
bandas faboritas:the beatles, rescate, y rojo
Me parece bastante acertado tu comentario sobre este asunto del pulpito y la culpa.
Creo que hay muchas personas que no se molestan en pensar un poco en la dinámica en la estamos sumergidas las personas que asistimos regularmente a un templo, lógicamente al no pensarlo nos tragamos el paquete completo y lo seguimos reproduciendo.
Paradójicamente la exageración de algunas caracteristicas que mencionaste son el punto favorito por el que se atacan a álgunos movimientos (el asunto de la guerra espiritual es solo un ejemplo), lo paradójico está en que los mismos que atacan a estos movimientos no se dan cuenta que hacen lo mismo, quizas en menor escala o con otra forma de presentarlo.
Por otro lado, el autoritarismo no es lo mismo que la autoridad, pues he llegado a entender que lo primero se impone y lo segundo se gana, lastima que en nuestro pais y en varias iglesias la autoridad se haya convertido en autoritaria, colgandose muchas veces de la forma de manipular ese sentimiento de culpa, lo más penoso es que se haya hecho costumbre y se ve como algo normal...y hasta cristiano.
Un saludo para ti, amigo, que bueno que te hayas animado a escribir...
"los perros ladran, señal de que avanzamos" (El Quijote)
Estimados amigos.
Me detengo a escribir unas lineas y recomendar que visiten y lean con sabiduria el siguiente link:
http://www.atrio.org/FRONTERA/27/27-12-CASTILLO.pdf
Espero estar escribiendo uncomentario mas detallado en breve.
Un gran abrazo
LUIS ANGEL VILLALVA
Me parece que el mensaje del Evangelio es gracia, paz y liberación de toda forma de esclavitud, sea esta psíquica, material, espiritual, la que sea. El hecho de que se haya convertido en un mensaje de condena, juicio, y por tanto creación de sentimientos de culpa en las personas es creo la irresponsabilidad que se ha tenido de leer e interpretar la Biblia literalmente y muy poco en serio.
Publicar un comentario