viernes, 14 de septiembre de 2012

Ensayo sobre la 60ª Asamblea Central


Perspectivas de un Steward

Mi nombre es David Romero Mazzini (26 años), de la Iglesia Evangélica Presbiteriana y Reformada en el Perú, sirvo como facilitador en espacios juveniles (y no tan juveniles) ecuménicos e interreligiosos, y participé del programa de STEWARDS del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) para la 60ª reunión del Comité Central, que se llevó a cabo del 28 de agosto al 5 de septiembre en la Academia Ortodoxa de Creta, en Grecia.
En dicho Comité Central se discutieron diversos asuntos, en especial los concernientes a los preparativos de la Asamblea de Bousan en Korea para el segundo semestre del próximo año 2013.
Asistí a este Comité Central en calidad de STEWARD, vale decir, como un ayudante para asuntos menudos como distribución de documentos, encender y apagar micrófonos, instalación de cables y aparatos, limpieza, anfitriones, etc. Pero en mi opinión, lo más importante de nuestra presencia fue el ser testigos de primera mano del proceso de toma de decisiones al interior del CMI.

Antes que se reunieran los obispos, pastores, reverendos, padres, archimandritas, etc. Tenía expectativas con relación al desenvolvimiento de la reunión del Comité Central:
Primero pensé que se trataría de una asamblea como la de los Árboles antiguos de la trilogía del Señor de los Anillos. Me refiero a los “ENTS” (El Señor de los Anillos/The Lord of the Ring) que son árboles vivientes, sabios y antiguos, que se mueven y administran una especie de bosque sagrado. En la película se ve que tienen una reunión para decidir si participarán o no de la guerra. Pero nadie decía nada. Cuando un joven imprudente (como yo) pregunta porque nadie dice nada, la respuesta es que ellos hablan en la antigua lengua, el “Éntico” y solo hablan cuando tienen algo importante que decir, de lo contrario no dicen nada. 
Este fue el caso en un principio. He tenido la oportunidad de escuchar discursos muy emotivos, muy inteligentes, muy bien articulados, pero otros muy desubicados, incluso machistas. Lo que me hizo entender la variedad de niveles presentes en los delegados de las diversas iglesias. A pesar de ello, mi mayor pesar fue escuchar los silencios de parte de mis autoridades religiosas. Ese sentimiento de insatisfacción y vacío me hizo recordar que finalmente soy joven, y SI, QUIERO VER CAMBIOS, y los quiero ver en mi generación.

En algún momento recordé las imágenes del congreso (parlamento para otros países) de mi país. Pero la reputación de los congresistas en mi país es muy mala, por lo que el ejemplo me parece malo por si mismo. Sin embargo, el ejemplo es justo en la medida que democráticamente se discuten asuntos de interés común; pero no es completamente adecuado, ya que en el congreso de mi país (y así es el modelo democrático) se gana por mayoría, mientras que en el CMI las decisiones se toman por consenso. Esto implica que el proceso es leeeeennnnntoooo, pero esto asegura que todos y todas tengan la oportunidad de expresar sus ideas y negociar con la expectativa de llegar a conclusiones satisfactorias para todos y todas, en caso no se logren conclusiones, el tema se abandona hasta otra oportunidad.
Una comparación más justa (en mi opinión), aunque más alejada del mundo de la teología, está en la mecánica robótica y es sacada de la película “Transformers”. En este film unos robots gigantes se transforman en autos de distinto tipo (de ahí el nombre “transformers”) o en máquinas, o diferentes clases de vehículos. Pero lo interesante es el proceso de transformación. En la animación se ven distintos pedazos de metal que conforman al robot, que se mueven, desencajan y encajan en otro lugar, igualmente los engranajes, todas las piezas se mueven para reacomodarse en un nuevo lugar. El resultado es que las mismas piezas pasan de una forma a otra. Ambas funcionales y completas. El punto de comparación que encuentro es que en el proceso de toma de decisiones, las iglesias y sus representantes democrática o episcopalmente elegidos, deben defender sus posiciones, pero en el choque o confrontación de ideas de los unos con los otros, estas ideas (o identidades) mantienen su integralidad y sin embargo cambian de posición para ubicarse de tal manera que empalman con otras ideas que a su vez también han tenido que cambiar de su posición inicial para encontrarse con otras y encajar de tal manera que ambas mantienen su integralidad, y sin embargo se engranan.
Esa última figura que uso a manera de analogía sacada del mundo de la mecánica, fue la respuesta de uno de los STEWARDS procedente de la Iglesia Copta de Egipto, cuando le preguntaron por su evaluación del programa de STEWARDS. Él nos veía en una dinámica de mutuo apoyo y necesidad, donde uno aporta al buen funcionamiento del otro/a, incluso algunos no se ven entre si, pero de no ser por aquella pieza lejana que funciona bien, la otra pieza lejada, pequeña o grande, no podrá funcionar adecuadamente. De ese modo, el programa de STEWARDS (aprox. 30 jóvenes) no se puede comparar a la Asamblea Central o al Comité Central del CMI (aprox. 300 personas), pero si es perfectamente comparable al propósito de servicio el uno al otro, y al sentimiento de fraternidad que nos une.
Ese sentimiento de fraternidad me hizo sentir cómodo, me sentí en casa a pesar de estar en un país que no era el mío, me sentí en familia, a pesar de que a todos los jóvenes STEWARDS les conocí por primera vez en Creta, sentí que hablábamos el mismo idioma, a pesar de hablar (y mal) en una lengua que no me es propia, porque hablábamos en el lenguaje del respeto, de la tolerancia, de la aceptación y del amor cristiano. Fui testigo de primera mano de un auténtico ECUMENISMO.
Anubis

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