Lima, viernes 5 de marzo del 2010: La reunión fue muy concurrida. En realidad el tema propuesto fue: “La contribución de las comunidades de fe a la agenda pública” y la organización convocante fue el ACUERDO NACIONAL (El Acuerdo Nacional es el conjunto de políticas de Estado elaboradas y aprobadas sobre la base del diálogo y del consenso, luego de un proceso de talleres y consultas a nivel nacional, con el fin de definir un rumbo para el desarrollo sostenible del país y afirmar su gobernabilidad democrática). Dicho conversatorio se llevó a cabo el día miércoles 3 de marzo a las 7 de la noche, en el auditorio Mario Vargas Llosa, de la flamante Biblioteca Nacional ubicada en san Borja (en realidad no es tan flamante, lleva bastante tiempo de estrenada, pero para algunos de nosotros el tiempo transcurre de manera distinta).
Se presentó el presidente de
Monseñor Cabrejos inició su participación de manera muy formal, y casi académica al procurar realizar una exposición sobre los fundamentos teológicos que están a la base del compromiso social de las comunidades de fe. Daba la impresión que el evento seguiría una dinámica más cercana a la de una conferencia, pero las participaciones siguientes fluyeron de una manera más coloquial y propia de un conversatorio; que por otro lado era lo que se había ofrecido.
En la intervención del pastor Darío López se mencionó lo que los grupos evangélicos hacían en materia de asistencia social, en la que se incluyó trabajos en educación, con niños en situaciones de riesgo, lucha contra la pobreza y contra la corrupción, entre otros temas. Sin embargo, lo que fue notorio es que las instituciones que fueron mencionadas por nuestro hermano Darío López, eran organizaciones para-eclesiásticas, y no propiamente el trabajo eclesiástico y misionero integral que uno hubiese esperado. No estoy diciendo que no la haya, pero tales experiencias de trabajo social desde el mundo de las Iglesias y las grandes denominaciones evangélicas no estuvieron presentes en la intervención del Presidente del CONEP.
Por su parte el representante de la comunidad judía, recordó las donaciones y ayuda social recogida por sus comunidades religiosas durante el tiempo del terremoto de Pisco, las cuales ayudaron valiéndose para la distribución de otras organizaciones religiosas, como las parroquias católicas para el reparto de víveres.
El punto disonante lo puso (tal como se esperaba) el presidente de
Que lástima que aunque se dijo que “toda crisis económica principia en una crisis moral” no se concluyó con el tema. Un final diplomático lo dio el Sr. Gleiser al colocarse de mediador entre ambas posiciones, estando él mismo en ambas posiciones (empresario y hombre de fe). Lo que faltó en ese aspecto fue aclarar los presupuestos teóricos, explicar definiciones, para luego poder llegar a conclusiones satisfactorias (partiendo de conceptos afines, cuando menos). Para ser más claro, algo parecido a la oración final del párrafo anterior.
Una cosa que se mencionó, y que la aplaudió el auditorio es que ese mismo día, hacía un año atrás, los empresarios de
Por ser un primer encuentro, no era de esperarse grandes conclusiones, y tal como el auditorio expuso sus expectativas, al final, no se tuvieron.
Sin embargo, rescato tres conclusiones de este conversatorio, y responden a tres ámbitos de discusión actual que permanecieron abiertos: Político, económico y moral, respectivamente.
La primera conclusión es la imperante necesidad que tenemos los evangélicos de articular una agenda pública para aportar a
La segunda conclusión es de carácter más académico, debemos reconocer las diferencias del lenguaje existente en el mundo comercial o de mercado, o como lo llamaría el sr. Briceño, el mundo empresarial y el lenguaje del mundo religioso. Para que no se diga de labios para afuera que ambos sectores se entienden y que no hay contradicción, cuando en realidad solo aparentan entenderse, porque uno no ha comprendido el criterio, o la motivación genuina del otro. En resumidas cuentas: se deben clarificar y sincerar los discursos.
La tercera conclusión responde a un espacio-oportunidad que en otras partes del mundo se viene discutiendo, pero en el Perú seguimos mirando la realidad en televisores antiguos (en blanco y negro). Existe un espacio para la formación ético-teológica. Es una oportunidad que se debe aprovechar. Ya no vivimos en
Por lo tanto, debemos asumir los retos, y corregir nuestras debilidades.
Anubhis
1 comentario:
excelente resumen
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