Cerca de ustedes siempre habrá gente pobre…
Y el texto se acaba ahí. Ahí muere el versículo 7 del capítulo 14 de Marcos. Quizás el más importante de los cuatro evangelios, debido a su antigüedad y brevedad, lo que ha llevado decir a los teólogos -añadido a esto la estructura misma del evangelio- que se podría hablar de este libro como si se tratara de un artículo periodístico. La simpleza de los datos es interpretada actualmente como la limpieza periodística, que no se retrasa adornando noticias, sino que cuenta lo acontecido, se detiene en lo importante. Con estos mismos ojos, los estudiosos actuales observan al evangelio de Marcos.
Pero no todos piensan lo mismo, no todos escuchan a los investigadores, no todos se detienen a analizar el texto antes de dirigirse a su público para “exponer la palabra de Dios”, a todos no les interesa respetar la veracidad histórica de un texto o de una idea. Mucho menos les importará en el fondo de sus corazones la idea original que estaba en el corazón mismo de Dios cuando lo dicho fue dicho, o cuando lo hecho fue hecho.
Y el texto se acaba ahí. Ahí muere el versículo 7 del capítulo 14 de Marcos. Quizás el más importante de los cuatro evangelios, debido a su antigüedad y brevedad, lo que ha llevado decir a los teólogos -añadido a esto la estructura misma del evangelio- que se podría hablar de este libro como si se tratara de un artículo periodístico. La simpleza de los datos es interpretada actualmente como la limpieza periodística, que no se retrasa adornando noticias, sino que cuenta lo acontecido, se detiene en lo importante. Con estos mismos ojos, los estudiosos actuales observan al evangelio de Marcos.
Pero no todos piensan lo mismo, no todos escuchan a los investigadores, no todos se detienen a analizar el texto antes de dirigirse a su público para “exponer la palabra de Dios”, a todos no les interesa respetar la veracidad histórica de un texto o de una idea. Mucho menos les importará en el fondo de sus corazones la idea original que estaba en el corazón mismo de Dios cuando lo dicho fue dicho, o cuando lo hecho fue hecho.
Existen muchos hombres que se dicen “de Dios”, “ministros del evangelio”, “defensores de la verdad”, pero no son más que defensores de sus intereses y sus bolsillos. Muchos hay que proclaman paz, pero paz no tendrán; los profetas no estaban locos, ellos sabían lo que decían, y por qué lo decían, no eran trances sobrenaturales los que trastornaban sus cabezas, era un fuego de Dios en su cuerpo, alma y corazón lo que los llenaba de la convicción necesaria para pararse delante de reyes y denunciar la corrupción. Aun a costa de poner en riesgo sus vidas.
A esos otros “hombres de dios” les hace falta encontrarse con el de la Mayúscula, y como Job, darse cuenta que lo que saben o creen saber sobre Él, no es suficiente. Los prejuicios con los que fuimos instruidos no son preceptos de Dios, sino de hombre, y si fuéramos tan críticos con nosotros como lo somos con otros, nos daríamos cuenta que sabemos tanto como los otros sobre nuestro conocimiento de Dios; que nos falta aún mucho camino por recorrer. Podemos creer que la verdad está en nuestras manos, y vivir con la confianza de que Dios no nos desamparará, y estar en lo cierto. Como también podemos vivir con la nostalgia de saber que nos falta mucho por hacer, y rogar al Señor de la mies que envíe obreros, y ser felices en el trabajo. El vivir confiados en Dios no debe apagar en nosotros el deseo por expandir su reino. Un reino de justicia y amor.
En este sentido, ni el fanático que grita en las plazas, ni el erudito que se calla en su monasterio es tan peligroso como el que sabe hacer lo bueno y no lo hace.
A estas alturas el lector ya debe estar incomodo por no encontrar completo el pasaje expuesto inicialmente. Hay quienes dicen hablar por los pobres, quienes dicen representar las voces no escuchadas, pero sólo dicen lo suficiente como para obtener la aprobación de las mayorías, el respaldo del pueblo, y el dinero destinado a los pobres. Ese ladrón recibirá un duro castigo de parte de un Dios que demanda que las exigencias de los pobres sean atendidas. De parte del poderoso Dios al que entonan canciones los carismáticos, que es el mismo Dios objeto del cual se inician todas las obras de caridad de las congregaciones “históricas”.
Tales hombres que infringen la ley de Dios expuesta en Deuteronomio 15:11, son los mismos que cortan el pasaje de Marcos, presentando así únicamente sus paralelos en Mateo y Juan. ¿Porque harían eso? Pues porque en los textos paralelos no se les llama a la acción.
La sección que los nuevos mutiladores pretenden esconder o simplemente pasar por alto es la siguiente:
Tales hombres que infringen la ley de Dios expuesta en Deuteronomio 15:11, son los mismos que cortan el pasaje de Marcos, presentando así únicamente sus paralelos en Mateo y Juan. ¿Porque harían eso? Pues porque en los textos paralelos no se les llama a la acción.
La sección que los nuevos mutiladores pretenden esconder o simplemente pasar por alto es la siguiente:
“Cerca de ustedes siempre habrá gente pobre, y podrán ayudarla cuando lo deseen.” (V. TLA)
El contexto es de la mujer que derrama perfume para ungir a Jesús. En los capítulos siguientes se lee la pasión y muerte de Jesús. Al parecer para Jesús, el tema es claro. Posteriormente profundiza sobre esto el libro de Santiago. Mi intención no es exponer el texto, solo deseo subrayar que al igual como Jesús tuvo que responder ante las palabras de un traidor (como nos aclara el pasaje paralelo en Juan) nosotros tenemos que responder ante las preguntas de los detractores de la Misión (muchas veces los mismos que dicen hablar por los pobres).
“La verdadera religión es ayudar a las viudas y a los huérfanos.” Eso es lo que está escrito, en el libro que supuestamente rige nuestra norma de vida. La pregunta es igualmente directa ¿lo hacemos? Ante esta pregunta no podemos evadir la responsabilidad alegando que ese es el trabajo del pastor, porque la cita nos involucra a todos. Igualmente tenemos el caso de los que descubrieron que el versículo de Marcos estaba incompleto, y lo dejaron incompleto en sus vidas. Pues la respuesta a la petición tácita de Jesús debería ser ¡TRABAJARÉ POR LOS POBRES! O quizás algo más elaborado: “ahora que Jesús no está físicamente, atenderé a aquellos por los que Él se preocupaba”. Pero en vez de hacer eso, el mensaje de salvación personal por la Fe única en Jesucristo se reemplaza por un “evangelio con poder” cada vez más masivo y por lo tanto más impersonal. Cada vez enlatamos más el paquete de la vida cristiana con etiquetas que vayan acorde con slogans propios del “siglo XXI”, cuando la exhortación que nos da la Biblia es precisamente no conformarnos a este siglo, sino renovarnos. Renovar nuestro corazón, y de paso para los líderes, renovar también el compromiso. El compromiso de apelar por los más necesitados, de extenderles un pan a los que ya no pueden levantar la mano, de procurarle justicia al que no tienen familiares en el juzgado, de proveerles abrigo a los que lo han perdido todo… de ayudar a las viudas y a los huérfanos, precisamente. De eso se trata.
“La verdadera religión es ayudar a las viudas y a los huérfanos.” Eso es lo que está escrito, en el libro que supuestamente rige nuestra norma de vida. La pregunta es igualmente directa ¿lo hacemos? Ante esta pregunta no podemos evadir la responsabilidad alegando que ese es el trabajo del pastor, porque la cita nos involucra a todos. Igualmente tenemos el caso de los que descubrieron que el versículo de Marcos estaba incompleto, y lo dejaron incompleto en sus vidas. Pues la respuesta a la petición tácita de Jesús debería ser ¡TRABAJARÉ POR LOS POBRES! O quizás algo más elaborado: “ahora que Jesús no está físicamente, atenderé a aquellos por los que Él se preocupaba”. Pero en vez de hacer eso, el mensaje de salvación personal por la Fe única en Jesucristo se reemplaza por un “evangelio con poder” cada vez más masivo y por lo tanto más impersonal. Cada vez enlatamos más el paquete de la vida cristiana con etiquetas que vayan acorde con slogans propios del “siglo XXI”, cuando la exhortación que nos da la Biblia es precisamente no conformarnos a este siglo, sino renovarnos. Renovar nuestro corazón, y de paso para los líderes, renovar también el compromiso. El compromiso de apelar por los más necesitados, de extenderles un pan a los que ya no pueden levantar la mano, de procurarle justicia al que no tienen familiares en el juzgado, de proveerles abrigo a los que lo han perdido todo… de ayudar a las viudas y a los huérfanos, precisamente. De eso se trata.
La misión integral, que no es más que la misma misión que le encomendó el Señor Jesús a la Iglesia, nos invita a recordar que no es el asistencialismo lo que se necesita, ni meras palabras de consuelo al que todo lo ha perdido, es pan con escrituras, se trata de dar de gracia conforme recibimos igualmente de gracia. No se buscan estadísticas a todo costo, se busca expandir el Reino de Dios entre los hombres. No es “ayudar a los hermanos”, es que los que somos hermanos juntemos fuerzas para ayudar a los que necesiten, sin discriminar, tal como lo haría Jesús. Se alimentaban las multitudes porque el compromiso de Jesús por compartir el mensaje de Dios era un compromiso integral. En la agenda de Jesús estaba el predicar a pueblos enteros y hablar con mujeres en los pozos, Jesús prestaba tanta importancia al compartir su tiempo con un principal entre los sacerdotes (Nicodemo), como posteriormente lo haría al usar a la viuda como ejemplo al dar una blanca como ofrenda el en Templo.
En San José de Los Molinos, eso mismo buscamos. No nos ufanamos de trabajar con los pobres, trabajamos con los pobres, no hacemos grandes campañas evangelísticas, repartimos Biblias y ante la petición de que nos quedemos a enseñar lo mismo que momentos antes entregamos, nos quedamos. Vivimos y convivimos con ellos (la comunidad de San José de los Molinos) un equipo misionero que imparte clases bíblicas a la par que busca elaborar proyectos de desarrollo para los mismos que han perdido todo. Cuatro jóvenes y una pareja pastoral que padece la falta de agua al igual que todos, y trabajan en beneficio de un grupo humano que en un momento lo perdió todo. Una historia es más trágica que otra, un testimonio más conmovedor que el anterior, pero las fuerzas que ellos tienen y el deseo por progresar nos anima a continuar buscando la manera que el evangelio haga mella en sus vidas.
Tenemos la esperanza que nuestro trabajo no será en vano. Esperamos que los que nos enviaron encuentren reflejado en nuestro trabajo la obra de Dios, y los principios cristianos que tantos genuinos hombres de Dios buscaron marcar en sus corazones.
No somos muchos los que lo dejamos todo por los que lo perdieron todo, ni muchos son tampoco los que caben en las puertas estrechas, pero deseamos que muchos escuchen el mensaje de salvación y lo hagan real en sus vidas. Oramos por los que sostienen la obra, y por los detractores de la misma, para que encuentren la luz en sus juicios, antes que la luz los demande a ellos en juicio.
Tenemos la esperanza que nuestro trabajo no será en vano. Esperamos que los que nos enviaron encuentren reflejado en nuestro trabajo la obra de Dios, y los principios cristianos que tantos genuinos hombres de Dios buscaron marcar en sus corazones.
No somos muchos los que lo dejamos todo por los que lo perdieron todo, ni muchos son tampoco los que caben en las puertas estrechas, pero deseamos que muchos escuchen el mensaje de salvación y lo hagan real en sus vidas. Oramos por los que sostienen la obra, y por los detractores de la misma, para que encuentren la luz en sus juicios, antes que la luz los demande a ellos en juicio.
Parafraseando el texto bíblico: …porque siempre habrá gente pobre, que deseamos ayudar en lo que podemos.
Por: David Romero Mazzini
Por: David Romero Mazzini