viernes, 27 de enero de 2012

La Iglesia está en deuda con las Mujeres

Por: Josaphat Jarpa R.

Para la Marcha del día mundial en contra de la violencia a la mujer había un lienzo con una frase que decía: “La Democracia está deuda con las mujeres”. Esto me llevó a pensar en cómo las iglesias de corte fundamentalistas también se hacen parte para la desigualdad y exclusión de la mujer en la sociedad, es decir, “Las iglesias está en deuda con las mujeres”.
En el año 1910 nace en EEUU un Movimiento que rechaza el pensamiento moderno en la interpretación bíblica y también el uso de los métodos científicos e históricos en ella. Una revista llamada “Los Fundamentos” donde promovían la aceptación literal de ciertas doctrinas como: el nacimiento virginal de Cristo, la resurrección corporal de Cristo y, especialmente, la inspiración literal de cada palabra de la escritura, esto es, la infalibilidad verbal de las Escrituras Sagradas. Este movimiento creció enormemente en EEUU y avanzó hacia América Latina con una fuerte presencia “evangelizadora”, estableciendo en Chile un pensamiento “Evangélico” alineado con el sistema dominante. Este fundamentalismo tiene muchos aspectos en común con el sector Opus Dei del Catolicismo Romano, quien tiene grandes influencias a nivel político, educacional y económico, representando los intereses de la elite más poderosa de nuestro país.
¿Cuáles son las principales características de este pensamiento fundamentalista en las Iglesias Cristianas?
1. El deseo de imponer control sobre las mujeres: limitando una educación avanzada y espacios de liderazgo, normando su vida, privándolas del espacio público asignándole lo doméstico, disciplinándoles a través de la violencia.
2.La restricción de la sexualidad: hostilidad y miedo de la sexualidad de las mujeres, socializándoles para vivir una sexualidad al servicio de otros y no como fuente de placer y de desarrollo personal.
3.La inferioridad de la mujer ante el hombre: rechazan la concepción de igualdad entre mujeres y hombres: La mujer es vista como inferior, intuitiva, emocional, pasiva, maternal, naturalmente dependiente y el hombre como superior, inteligente, racional, fuerte, jefe.
4.El rechazo los derechos reproductivos de las mujeres: la mujer no puede limitar el acceso sexual del marido, no puede usar anticonceptivos para limitar el número de hijos/hijas, ni puede abortar un feto que no quiere o no puede soportar. El cuerpo de la esposa es propiedad del marido quien puede usarla de la manera que desee.
El aspecto más importante de estos puntos es el rechazo a que las mujeres como personas tomen sus propias decisiones, especialmente en el campo sexual y reproductivo, manteniendo así un sistema patriarcal en la iglesia que es transmitido inevitablemente a toda la sociedad.
Debemos reconocer la importancia de las mujeres feministas en la elaboración de importantes materiales teológicos para vivir una fe consecuente al testimonio de Jesús de Nazaret en nuestro contexto. Lamentablemente, han sido censuradas por los sectores fundamentalistas que han etiquetado el feminismo como algo “mundano, loco y antinatural”, como la introducción de caos y desorden en la sociedad, la degeneración, irresponsabilidad en la familia y una búsqueda de placer sexual. Muchos hablan más desde el prejuicio, la desinformación y el temor que desde el actuar en coherencia de la Fe en un actual contexto.
La igualdad entre mujeres y hombres, promovida por el evangelio es necesaria. hombres y mujeres deben trabajar juntos en la familia y la sociedad. Para una planificación familiar eficaz es imprescindible la educación y el desarrollo social de las mujeres. Planificación familiar eficaz no es simplemente un asunto de distribuir anticonceptivos a la gente pobre. Es necesario un desarrollo holístico de la salud de mujeres, niños, y la familia en general en la comunidad.
No es suficiente que las mujeres ganen educación, empleos pagados o ciertos lugares de “reivindicación”. Es necesario que las Iglesias promuevan la igualdad, que los hombres renunciemos a nuestros privilegios machistas para superar el sexismo y abuso de las mujeres y las respetemos como seres humanos igualmente válidas, libres y dignas.
Ser seguidor de Jesús no es ser promotor de un sistema que aniquila, oprima y fomenta la desigualdad. Todas y todos, en cuanto somos compañero/as de este camino, debiéramos impulsar lo mismo que Jesús con sus iguales: el respeto a la diversidad en el encuentro con la Samaritana, el centurión romano y Marta y María, por nombrar algunos relatos donde precisamente hacia todo lo contrario de lo que propone el fundamentalismo.

Fuente: http://www.igualdadahora.cl/columnas/yo-opino/391-2/

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