A diario somos testigos de las diversas noticias que tienen como protagonistas a mujeres que engrosan la cifra de maltratos, feminicidios, redes clandestinas de prostitución, explotación sexual de niñas y adolescentes y más.
Según el estudio de CEPAL, la violencia física sufrida por las mujeres va desde golpes simples hasta agresiones severas con amenazas de muerte, acompañada por una fuerte violencia psicológica y, muchas veces, también sexual. Un 45% declara haber recibido amenazas de sus parejas, y entre 5% y 11% de las mujeres dice haber sido víctima de violencia sexual.
La violencia emocional es la más frecuente, señala el informe. En Colombia y Perú, por ejemplo, los casos superan 60%, mientras que en Bolivia y México llegan a casi 40%. Este tipo de agresión se refiere al maltrato psicológico (insultos, descalificaciones, humillaciones y burlas, entre otros) y a los medios de dominación que utiliza el agresor para controlar el tiempo, la libertad de movimiento y los contactos sociales de la mujer.
Si bien es cierto hay casos silenciados, que no pueden registrarse. El hecho es que la sociedad civil está cada vez tomando mayor conciencia.
La violencia de género no conoce fronteras sociales y se potencia con la pobreza. En tal sentido, tambien nuestras comunidades latinoamericanas de fe, siguiendo el ejemplo de un Jesús que reinvidica a la mujer, debe sumarse a esta lucha, fomentando la convivencia pacífica, remarcando la equidad en cuanto al acceso a oportunidades y tambien asumiendo su responsabildad de denuncia cuando sea necesario. Es decir aportar desde su espacio y capacidad. Que Dios nos de sabiduria, coraje y fortaleza en este largo caminar.
Según el estudio de CEPAL, la violencia física sufrida por las mujeres va desde golpes simples hasta agresiones severas con amenazas de muerte, acompañada por una fuerte violencia psicológica y, muchas veces, también sexual. Un 45% declara haber recibido amenazas de sus parejas, y entre 5% y 11% de las mujeres dice haber sido víctima de violencia sexual.
La violencia emocional es la más frecuente, señala el informe. En Colombia y Perú, por ejemplo, los casos superan 60%, mientras que en Bolivia y México llegan a casi 40%. Este tipo de agresión se refiere al maltrato psicológico (insultos, descalificaciones, humillaciones y burlas, entre otros) y a los medios de dominación que utiliza el agresor para controlar el tiempo, la libertad de movimiento y los contactos sociales de la mujer.
Si bien es cierto hay casos silenciados, que no pueden registrarse. El hecho es que la sociedad civil está cada vez tomando mayor conciencia.
La violencia de género no conoce fronteras sociales y se potencia con la pobreza. En tal sentido, tambien nuestras comunidades latinoamericanas de fe, siguiendo el ejemplo de un Jesús que reinvidica a la mujer, debe sumarse a esta lucha, fomentando la convivencia pacífica, remarcando la equidad en cuanto al acceso a oportunidades y tambien asumiendo su responsabildad de denuncia cuando sea necesario. Es decir aportar desde su espacio y capacidad. Que Dios nos de sabiduria, coraje y fortaleza en este largo caminar.
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